El reto constante del hombre para sí mismo nos deja regalos maravillosos.
Poder nadar en la inmensidad del mar: es un pequeño milagro.
Atreverse a probar a surcar el cielo: es de valientes.
Aunque estudios recientes sitúan a un sacerdote brasileño como artífice de la primera ascensión de un globo, no es hasta 1782 cuando se constata que los hermanos Montgolfier hacen sus primeros experimentos para un año más tarde atreverse a ofrecer en directo, ante la Corte del Rey de Francia (y de Navarra) Luis XVI y su esposa María Antonieta, el primer vuelo en globo tripulado. Los osados pasajeros: un gallo, una oveja y un pato. (Hay historias que no se pueden mejorar).
El viaje en Globo abrió un abanico de posibilidades: el mundo, ya se podía ver desde el aire, y sin subir a un barco.
En España, el francés Bouche, el italiano Lunardi, la regente María Cristina y el canario Viera y Clavijo impulsaron los viajes en el Aerostático.